Como ya es tradición, el 30 de enero celebramos en el colegio el Día de la Paz. Esta vez nos pusimos nuestros delantales, y conscientes de que todos los ingredientes son importantes, salimos al patio a cocinar. Aquí tenéis nuestra receta (por si la queréis copiar shhhh).
Vamos allá con nuestro potaje de La Paz. Tenemos que colaborar entre todos si queremos que salga bien. Da igual que seas pinche o cocinero, atento, porque te necesitamos.
Procederemos a calentar una cazuela con unas gotas de esperanza, imprescindible para comenzar, un buen chorro, no se nos vaya a pegar todo.
Será necesario picar algo de responsabilidad, no muy pequeño, que se noten los trozos e introducir en nuestra cazuela.
A continuación, con un almirez, machacaremos dos dientes de tolerancia, que esté el sabor presente, aunque a priori no se note.
Claro está, seguro que es necesario echarle un buen puñado de optimismo, con generosidad y sin miedo, si son dos mejor.
Para dar un punto especial y especiado a nuestro puchero, trituremos unos granos de libertad, los que queráis, a gusto del consumidor, libremente.
Añadir medio kilo de ayuda, previamente cortada en dados y bien esparcida en toda la cazuela.
Tenemos reservadas también unas hojas bien frescas de amabilidad, imprescindibles en todo guiso que se precie de bueno.
Incorporar ahora los dos botes de confianza bien escurridos, y remover bien durante dos minutos.
A continuación, es imprescindible echar bien de amor, que dicen que tiene mucho caroteno.
Cuando lleve una hora, más o menos, añadir un kilo de sonrisas lavadas, peladas y troceadas. De las grandes, por favor, no de las pequeñas.
Con antelación hemos cocido media docena de huevos de comprensión, que ahora partidos en mitades darán cierta gracia a nuestro guiso.
Hemos también pasado por el mercado y hemos comprado el mejor ejemplar de respeto que hemos visto, que después de quitada la piel y troceado ayudará a potenciar nuestro guiso.
Y finalmente, un buen manojo de paciencia, porque las cosas a fuego lento siempre salen mucho mejor.
¡Buen provecho a todos!
